Piedra y ladrillo visto. Sus propietarios casi no tendrán que gastar nunca en pintura para la fachada.
La terraza-balcón, fue seguramente un estupendo mirador desde el que se apreciaban las quintas de la calle Cavia.
Fotos: Minnie
El interior de una casa vacía y polvorienta, no muestra lo mejor de si misma, pero nos permite intuir lo que era la casa recién levantada, o como puede volver a ser, con una adecuada restauración.
El recibidor se abre a una sala con boiserie y piso de parquet como ya
no existe. El radiador de hierro fundido es original de la casa.
Elegante desnivel de tres escalones, límite hacia zonas más íntimas,
para el caso el escritorio y la escalera de acceso al nivel tres.
La luminarias de lo que originalmente fue el comedor, evidencian el posterior destino comercial del edificio.
La escalera a la última planta. Hoy sería blanca con apenas el pasamanos y la huella de los escalones barnizados.
Hall de distribución en la última planta.
La puerta ventana, permite salir a la terraza balcón.