Los rieles parecen indicar el inminente pasaje del tranvía por las calles Juan José Arteaga y Aiguá. Pero hace casi sesenta años que dejó de pasar. La calle tampoco se llama Aiguá, sino que ha tomado el nombre del vecino que hace ya mucho tiempo vivía en la casa que se esconde tras la espesa vegetación.
Más de una vez, el fotografiar una casa se ha vuelto difícil, pero con esta, ha sido casi una proeza.
Fue en 1918 que Carlos Vaz Ferreira encargó esta casa a Alberto Reborati. Diez años después la pujante empresa Bello y Reborati, cumpliría trabajos de ampliación.
Tampoco la fachada que da sobre la calle Arteaga permite mostrar mucho de la quinta, apenas una muestra del trabajo de los vagos del muro.
Afortunadamente, la propiedad ha sido recientemente restaurada (entre 2008 y 2010), y algunas imágenes del exterior e interior de la casa pueden encontrarse en su sitio web, de donde hemos tomado las imágenes que siguen que debemos agradecer a la Fundación Vaz Ferreira-Raimondi.
Las cuatro fotografías precedentes son previas a la restauración, cuyo proceso es parcialmente mostrado en las que siguen.
En esta última fotografía se aprecian dos artistas abocadas a la restauración de la decoración del cielo raso, ejecutada originalmente por el pintor Milo Beretta, que fue además quien recibió de Vaz Ferreira el encargo de decorar y amoblar la casa.
Era Beretta alumno de Pedro Figari, por lo que los interiores de esta casa son también una singular muestra del estilo Figari en este poco conocido aspecto.
En el estudio de Vaz Ferreira, también se ubican un armonio y un piano, que permitían la ejecución mecánica automática.
Siguen cuatro fotos del comedor de la familia, que también conserva todos los elementos originales.
Vitral ejecutado en la entonces llamada Escuela de Artes y Oficios.
Esta casa es desde 1975 Monumento Histórico Nacional, y desde 2007, también es Monumento Histórico su mobiliario.
Fotos Minnie
Fundación Vaz Ferreira-Raimondi http://www.quintavazferreira.org.uy
