Hacia una historia de la firma




No resulta del todo fácil hoy día buscar referencias sobre el accionar de Bello y Reborati, como empresa y ni tampoco de sus socios Ramón Bello y Alberto J. Reborati.

Las fuentes no son muchas. Es ilustrativo el libro de Yolanda Boronat y Marta Risso. Él nos proveyó de invalorable material para este trabajo.
Otra fuente es la entrevista de Ariel Erlichman a Dora Reborati contando de primera mano anécdotas familiares.

Pocos son los datos disponibles sobre Ramón Bello. De origen italiano, más precisamente napolitano, al momento de asociarse con Reborati, era un constructor reconocido, y persona de capital, siendo presumible que antes de concretar la sociedad con Reborati,  ambos hubieran trabajado juntos en alguna construcción.

Por su parte, la familia Reborati era de origen genovés. Giaccomo Reborati Caron (1864-1941) padre de Alberto, se casó  con María Batiste, de igual origen, pero nacida en Montevideo. El novel matrimonio se estableció en Montevideo en 1903, con sus dos hijos, Elvira y Alberto Jerónimo Reborati Batiste (1893-1954).


De cuerdo al  facsímil del acta de arribo a Montevideo de la familia Reborati, aportada por una colaboración especial de Oscar K. , éste se verificó el 24 de enero de 1903.

Recorte de prensa. Boda de Alberto Reborati
 A Don Giaccomo, parece que le fue muy bien en sus actividades de comerciante e importador, al punto que fue unos los iniciales veraneantes, transporte en diligencia por medio, de Maldonado.

De esos viajes, han quedado fotografías y sobre todo dibujos realizados por Don Giaccomo, quien llegó a realizar alguna exposición con los mismos.

Algunos de los vitrales que adornan las casas de la empresa se basaron en sus dibujos.

En el sitio del Banco de Historias Locales (Maldonado), existe una muy completa reseña de la familia, con fotografías y deliciosos relatos. Recomendamos visitarlo.

La Torre del Vigía en Maldonado, según dibujo a lápiz de color de Giaccomo Reborati

Su hijo Alberto, hizo sus estudios iniciales en el Colegio Seminario de Montevideo, luego comenzó a estudiar Matemáticas en la Universidad de la República. En aquella época, esa carrera habilitaba tanto para la ingeniería como para la arquitectura, siendo éta la orientación elegida por Alberto.
Estudió durante cuatro años, pero dejó trunca su carrera por el tiempo que le insumía sus otras actividades.
Casa de los Reborati en la calle San Fructuoso, donde también funcionaba el estudio.

Trabajó en el estudio del Arq.  Leopoldo Tosi, también como dibujante en la Intendencia de Montevideo, a la vez que a partir de 1914, comenzó a realizar  trabajos particulares que le otrogaron prestigio creciente.  En 1918 por ejemplo, Carlos Vaz Ferreira le encarga el poyecto de su casa quinta en Atahualpa, Reborati tenía 25 años.

Ese mismo año contrae matrimonio, del cual nacerán cuatro hijos. La prensa de la época da detalles del acontecimiento.


El estudio de Reborati funcionaba en el subsuelo de su casa ubicada en San Fructuoso 1926.

El 22 de julio de 1921, se concreta la sinérgica sociedad Bello y Reborati.
La operativa de la firma era comprar terrenos, fundamentalmente en la zona de Pocitos, Trouville y Punta Carretas, fraccionarlos, y ponerlos a disposición de los clientes.
De acuerdo a las necesidades de espacio y locación requeridos, en un plazo máximo de 48 horas, el potencial cliente ya podía contar con un anteproyecto, en general basado en un plano tipo.
Es de destacar que en la época no exitían computadoras, menos los programas de diseño asistido por computadora,  todo se dibujaba a mano con tiralíneas y tinta.
Los proyectos de Bello y Reborati, alentados por la Ley Serrato, rompían con el anodino diseño de la casa estandard tan en boga hasta ese momento, Tendían a reproducir la estructura de las casas de categoría, pero en espacios mucho más reducidos y sobre terrenos de escasa superficie que obligaban en general a construir en tres niveles.

Armónico núcleo de casas de plano tipo constrido por la firma en la calle Santiago Vázquez

La firma también se encargaba de tramitar un prestamo hipotecario, ya que no financiaba directamente sus construcciones.
Igualmente, el comprador recibía la propuesta de obtener su casa amoblada, con elementos fabricados en los talleres de la firma.

Edificio que la firma construyó en la calle Cerrito. Sus oficinas que ocupaban la planta baja


El éxito acompañó a los empresarios. En 1929 inauguran un edificio en Bartolomé Mitre y Cerrito.
La planta baja se destinó a las oficinas de la empresa. Para ese entonces unas 2.000 personas trabajaban en ella, produciendo la mayoría de los insumos requeridos: ladrillos, tejas, azulejos y cerámicas, carpinteria y herrería. En promedio entregaban una construcción por semana.

Hacia 1936 el catálogo de las obras construidas por la firma recogía más de 500 casas entre viviendas unifamiliarares y algunos edificios de apartamentos.
La firma impulsó decisivamente el desarrollo de Pocitos y Punta Carretas como barrios residenciales, renovó los criterios constructivos de las viviendas de tipo medio, introdujo nuevas formas de comercialización, generalizó el uso de las losas de hormigón armado y concibió primero una estética particular y característica de evidente inspiración mediterránea, que supo luego cambiar al recionalismo según los gustos del mercado.

El hotel de La Floresta, también pertenece a la obra de Bello y Reborati
Sin embargo el hecho de no poseer Reborati título habilitante y que fuera otro quien firmara los planos, hizo que sus trabajos fueran dejados de lado por la comunidad de arquitectos uruguayos y en particular ignorados por la revista Arquitectura.

Edificio de renta en la calle Andes. Una joyita que podría estar en el eixample de Barcelona.

Casa construida para Ramón Bello en Tomás Diago y Solano Antuña.
Las fachadas del período más característico de la obra de Bello y Reborati se destacan por el uso de aleros, balcones, logias, columnas, cerámicas decoradas y revestimientos de colores y texturas diversas combinados con gran coherencia. Los que corresponden al último período de su producción son, sin embargo, de estilo racionalista con influencias art decó, integradas en muchos casos a la llamada arquitectura náutica.

La calidad de la construcción unida a precios ventajosos, hicieron que quienes desearan encargar a la empresa la construcción de su casa debieran anotarse en lista de espera.

Avda. Brasil y Ellauri
En 1939, la firma estaba abocada a la construcción de 400 casas que le fueran encargadas para personal militar en el barrio "La Blanqueada". Los intentos de realizar las construcciones honrando las cotizaciones acordadas fueron infructuosos ante la inflación desatada por la Segunda Guerra Mundial, y como consecuencia la empresa fue a la quiebra.

En la calle Berro
No fue sino hasta finales de la década de 1960 que a iniciativa de Mariano Arana su obra fuera estudiada y en cierta medida revalorizada por la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República.
La mayor parte de la producción de la empresa se orientó a cubrir la demanda de viviendas de clase media, aunque en ella figuran también obras de mayor costo y categoría.
Parte de sus construcciones desaparecieron sustituidas por edificios de apartamentos. Las que se mantienen en pie han sido protegidas por el municipio de Montevideo, y muchas con frecuencia creciente figuran en los itinerarios turísticos de la ciudad.
En 1970, un incendio destruyó el estudio donde se guardaban los archivos de la firma perdiéndose de esta manera una parte fundamental de la historia de la arquitectura uruguaya de la primera mitad del S XX, aunque mucho de ella pervive aun en las calles de Montevideo.
Casa de Alberto Reborati en la calle Solano Antuña. Su estilo llevado al paroxismo.