Los hotelitos del Dr. Toscano

Con frecuencia decreciente, pero aun presente, se oye usar la expresión Petit hotel u hotelito, para referirse a una casa de buena factura.
Hoy día el apelativo puede sonar un poco extraño, acostumbrados a usar la palabra hotel para referirnos a un lugar en el que se alquilan habitaciones por día, y que ofrece los servicios básicos   que el  huésped pudiera necesitar.
Wikipedia sale en nuestro auxilio, dando la siguiente definición: Como petit hôtel se conocía, especialmente durante los siglos XVIII y XIX, un tipo de residencias urbanas no permanentes de la alta burguesía o la aristocracia. Los propietarios las utilizaban durante el período en que sus obligaciones laborales o sociales, en especial la temporada de visitas, requerían su presencia en la ciudad. Durante el resto del año, residían en sus dominios rurales, haciendas, manors, estancias, etc.
El término hôtel no está directamente relacionado con la acepción que la palabra hotel tiene actualmente en español, sino a su sentido original de alojamiento en general. Los grands hôtels eran las instalaciones oficiales, o de la alta nobleza; un petit hôtel u hôtel particulier estaba destinado para el alojamiento de una familia y la servidumbre.


Asunto aclarado. 
Por ejemplo, para un estanciero que normalmente residía en su establecimiento de campo, el hotelito era la casa que tenía en la capital en la que vivía cada vez que tenía que viajar por alguna gestión.
Como estas  residencias eran en general de buen porte,  recibieron el nombre usado en Europoa, y por extensión también se llamó así  a otras que tal vez no fueran ni tan cómodas ni tan lujosas.

Por ejemplo, el caso de la serie de cinco casas encargadas a Bello y Reborati, para obtener una renta a través de su alquiler y cuya lámina de fachadas incluimos a continuación.


Se trata de una serie de casas proyectadas a partir de un plano tipo,  como la empresa construyó varias que todavía se pueden ver por las calles de Pocitos.
Sin embargo, tal como era política de la firma, aunque son similares y guardan entre sí buena armonía, ninguna es igual a la otra.
Estas cinco casas  fueron fichadas y analizadas en este sitio.
El conjunto tienen hoy más o menos el siguiente aspecto:

Aparentemente tres de las casas conservan la fachada original, aunque el aspecto actual, no concuerda exactamente con el dibujo del proyecto.
Se dice que para la ornamentación de las fachadas, las láminas de los frentes eran orientativas, pero en definitiva era indicada por Ramón Bello a los frentistas finalistas.

Otras dos fachadas sufrieron a posteriori modificaciones radicales, especialmente la que fue revestida de ladrillos, aunque tampoco son menores en la de la derecha, que perdió el porche en beneficio de más espacio para el living.

En aquella época los propietarios de su vivienda eran muchos menos que hoy.
Era muy común, la situación del comitente de esta serie, que luego de reunir un capital bastante respetable, resolviera invertirlo en inmuebles para alquilarlos y obtener por ellos una renta.
Esta era la situación de todos los edificios de apartamentos construidos en Montevideo en la primera mitad del siglo pasado, cuando no se había legislado aun sobre propiedad horizontal.
Hay que tener en cuenta además, que los organismos de previsión social en la época en que estas casas fueron construidas eran de muy reciente creación. Era lógico pues que quien pudiera se hiciera su propio fondo de retiro.